Su llegada a River fue un viejo anhelo de José María Aguilar. Ya cuando jugaba en Rosario Central y se cansaba de hacer goles, y luego cuando fue traspasado al fútbol de Inglaterra, y mas tarde a México y España.
A principios de 2006, Lucho tomó una decisión clave en su carrera. Se acercaba el Mundial de Alemania y su inactividad en el Villareal de España hacía peligrar su presencia en la lista de 23 que tenía que confirmar José Pekerman. Entonces decidió llegar a River, para jugar, para hacer goles, y para ir al mundial. Pero las cosas no salieron tal lo pensado.
Figueroa es un delantero envidiable. Gol, polenta, juego, peligro constante, cabezazo. En River Plate jugó 9 partidos, solo la mitad de ellos como titular. Hizo tres goles. Uno de cabeza a Banfield y dos definiciones certeras ante Colón en Santa Fe. Pero dejó la sensación de que si no le hubiera pasado lo que pasó, podría haber hecho historia. Porque mostraba pasta para eso.
Su historia tuvo un giro clave en un partido contra Estudiantes de La Plata en el Monumental, cuando un mal movimiento de su rodilla hizo que se le cortaran los ligamentos. 6 meses afuera. Chau Mundial. Y chau River.
Figueroa era caro y el Club consideró que no podía darse el lujo de tal gasto por un jugador no utilizable. Se fue al Genoa de Italia.
La noticia de que Luciano Figueroa jugará en Boca Juniors genera una pequeña pena. No se bien porque. Tal vez sea por el temor de que los goles que prometió con nuestra camiseta, finalmente los concrete con la contra.
Igual, sin resentimientos, Lucho, que no tengas suerte en la Ribera.
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