jueves, 21 de agosto de 2008

EL SUPERCLASICO DIFERENTE

River Plate 2 - 1 Boca Juniors
Orange Bowl, Miami - 15/06/02

Si bien el superclásico tiene su fama bien ganada en todo el mundo, son solo cuatro los antecedentes de este partido jugado fuera de las fronteras de nuestro país. Uno de esos antecedentes se llevó a cabo en un lugar demasiado exótico para la pasión que despierta este cotejo. Miami. Lo llamaron el superclásico diferente. Y tenían razón.
Se jugó la noche del sábado 15 de junio de 2002 en el estadio Orange Bowl de Miami. Muchos en nuestro país se enteraron del partido por el diario del día. La televisión no arregló precio, por eso nadie pudo ver el cotejo en directo. River Plate y Boca estaban de pretemporada por el norte y el cachet cobrado por esa presentación, sirvió para costear la preparación.
Manuel Pellegrini se estaba estrenando como nuevo técnico de River Plate, en tanto que Boca tenía al Maestro Tabarez –ese viejo verdugo- en el banco de suplentes. Los que tenemos presente ese partido recordamos el vuelco heroico de River en el tiempo de descuento con los goles de Matías Lequi a los 45 y Juan Pablo Raponi a los 47, luego de ir perdiendo durante todo el partido tras un gol a los 8 minutos del comienzo del juego de Nicolás Burdisso. De no haber sido por las modestas circunstancias en las que se desarrolló el juego, habría sido un suceso histórico en la vida del superclásico.
El partido fue organizado por un empresario Argentino aprovechando el crack económico sufrido por Argentina por esos días, y para ofrecerle a los muchos compatriotas que residen en la península de La Florida el partido más trascendente de todos. Cuentan que había cerca de 18000 personas en el Orange Bowl, que de todas maneras quedó demasiado grande, teniendo en cuenta sus casi 75000 localidades, y los fanáticos que se mezclaban entre las banderas y las limusinas que aparcaban en la playa de estacionamiento para ver un espectáculo inusual.
Fue un partido áspero con dos expulsiones por bando (el chileno Alejandro Escalona por River, Burdisso por Boca), un juez norteamericano llamado Kevin Terry, y nombres famosos por ambos lados (los 11 de River; Comizzo, Franco, Lequi, Demichelis, Escalona; Escudero, Ledesma, Zapata, D’allesandro; Domínguez, Cavenaghi. Y en Boca hombres de la talla de Abbondanzieri, Tévez, Guillermo Barros Schelotto y Schiavi). Son detalles que suman al recuerdo de aquel neblinoso superclásico del Orange Bowl de Miami. El más raro de toda la historia.